El Sitio de los dólmenes de Antequera fue declarado Patrimonio Mundial de la Unesco en el año 2016, es junto con la alcazaba el principal atractivo de Antequera.

Lo primero es saber: ¿qué es un dolmen? En bretón quiere decir “mesa grande piedra”. Los dólmenes son un tipo de construcción megalítica (palabra que proviene del griego y significa piedra grande), que se extendieron por toda Europa desde el Neolítico (6.000 a. C – 4.000 a. C) hasta la Edad de Bronce (que comienza aproximadamente en el 3.300 a. C.).

Los dólmenes solían ser sepulcros colectivos y estar formados por varias losas clavadas en tierra en posición vertical y una o más losas a modo de cubierta apoyadas sobre ellas formando una cámara. En muchos casos con montículos de arena ayudando en la sujeción formando una colina artificial o túmulo.

El sitio de los Dólmenes de Antequera está formado por tres monumentos de construcción humana: el dolmen de Menga, el dolmen de Viera y el tholos de El Romeral, junto con dos monumentos naturales (La Peña de los Enamorados y El Torcal).

Las fotos que podamos ver de el sitio de los Dólmenes de Antequera apenas le hacen justicia, el auténtico valor del mismo solo puede apreciarse en persona, visitándolo, dejándose llevar 5.000 años atrás en la historia, contemplando las colosales dimensiones de las  piedras que lo conforman. 

El dolmen de Menga, para hacernos una idea de sus dimensiones, consta de una gran cámara funeraria de seis metros de anchura y tres metros y medio de altura, las piedras que cubren dicha cámara alcanzan las 180 toneladas de peso, hay que imaginárselo… ¿Hace 5000 años nuestros antepasados movían piedras de 180 toneladas?, da vértigo ver semejante construcción en persona y meditar sobre ello.

Cada construcción constituyente del Sitio de los Dólmenes de Antequera tiene una orientación singular, lo que forma parte de ese valor universal excepcional. El de Menga está orientado hacia la Peña de los Enamorados, el de Viera está orientado al amanecer del sol en los equinocios de primavera y otoño y el Tholos de El Romeral está orientado de doble manera hacia la sierra del El Torcal y hacia el mediodía del solsticio de invierno.

Es un sitio interesante para visitar en familia, nosotros lo hicimos con nuestros tres peques estando en primaria, se acordaban de cosas que habían dado en el colegio, corretearon por todos lados y les encantó escuchar de la estupenda guía que nos tocó las increíbles cifras de pesos y medidas que forman las construcciones.  Los dos dólmenes principales están prácticamente juntos en un parque donde recientemente han inaugurado (Marzo 2022) un nuevo museo dedicado al Sitio. El Tholos de El Romeral se encuentra a unos 5 minutos en coche en un recinto separado.

Los orígenes de la alcazaba de Antequera parecen datar de época romana, de hecho desde la plaza que da entrada a la colegiata pueden observarse las ruinas de unas termas romanas (que fueron la primera prueba fehaciente de la ubicación de la antigua ciudad romana de Antikaria bajo la actual Antequera).

Pese a su origen romano la primera vez que encontramos referencia escrita a la alcazaba de Antequera es en el s. XI, época de la cual son los dos anillos de murallas que aún siguen en pie. La ciudad de Antequera y su alcazaba cayeron finalmente en manos cristianas en el año 1410, en un asedio que duró cinco meses y que fue denominado “el mayor triunfo cristiano entre la batalla del Salado y la conquista de Granada”.

Pasear y recorrer sus murallas es toda una delicia, el interior del recinto está ajardinado, los niños disfrutarán a tope pudiendo correr y jugar sin peligro en un entorno privilegiado. Buen sitio para ir con la cámara de fotos a mano. Yo me quede con las ganas de recorrer las murallas por el exterior, pero ya se sabe, con niños pequeños es complicado planificar todo al 100%.

Situada al lado de la Alcazaba es un templo precioso que dota al conjunto del recinto defensivo de una monumentalidad adicional. Muy merecidamente está declarada Monumento Nacional.

Una colegiata es un templo cristiano, que sin ser catedral, posee un cabildo, esto es un colegio de clérigos con personalidad jurídica y autoridad normativa. Este hecho es un indicativo claro de la importancia que tenía Antequera en la antigüedad, que sin llegar a tener catedral propia si que tenía una entidad muy relevante.

El permiso para erigir la colegiata se obtiene en 1503 y su interior es una auténtica delicia. Su fachada, su artesonado, sus arcos y columnas interiores son todo un espectáculo (no recuerdo ninguna otra bóveda de madera en ninguna iglesia tan bien conservada y tan bonita).

Actualmente no está dedicada al culto religioso y se utiliza para eventos culturales, exposiciones y conciertos.

Desde la Plaza de Santa María por donde se accede a la colegiata podemos ver las Termas Romanas de la ciudad (que estuvieron activas entre el s. I y el s. V) y por el paseo de los Escribanos pasar por debajo del Arco de los Gigantes y acceder a la Alcazaba. Es un espacio en el que poder parar con tranquilidad para que pequeños y mayores descansen y tomen algún aperitivo después de la subida desde el centro (nosotros subimos andando).

Otra de las plazas más fotogénicas de la ciudad. Tiene su origen en 1508 como consecuencia de una cédula de Doña Juan la Loca (las cédulas eran disposiciones de gobierno dictadas por el rey). La iglesia Colegial de San Sebastián es otro de los edificios más bonitos de la ciudad y la vista parcial de la Alcazaba a través de la Cuesta de los Zapateros es otra de las fotografías icónicas de Antequera.

Es un rincón precioso de la línea de murallas defensivas que rodeaban la ciudad en época musulmana, ideal para los amantes de la fotografía, tiene multitud de ángulos con mucho encanto.

Recibe este nombre, el de Torreón del Asalto, porque durante el asedio de la ciudad en 1410, el entonces Infante don Fernando, consiguió por esta zona, abrir una brecha en las defensas, para que sus tropas entraran en el recinto amurallado y poder tras cinco meses de asedio vencer definitivamente la resistencia de la ciudad.

Este espacio, situado justo a la entrada de la Alcazaba, se abre a lo que es a mi entender la vista panorámica más impresionantes de toda Antequera. Se ve con claridad el perfil de gran parte de la multitud de iglesias y monumentos que pueblan la ciudad, junto con la Peña de los Enamorados más al fondo.

La Abadía se fundó en 1341. Alcalá la Real era la plaza cristiana que se encontraba más cerca a la capital del Reino de Granada, con lo que el rey Alfonso XI estableció esta abadía de Patronato Real. Durante el siglo y medio que esta ciudad ejerció de frontera entre el mundo cristiano y el musulmán, Alcalá la Real y su abadía fueron el faro de la cristiandad en la zona.

El interior del templo es fruto del incendio provocado por las tropas francesas en 1812 durante su retirada, al abandonar la plaza. En su interior se ha creado un precioso espectáculo con una increíble proyección sobre las paredes del templo, a modo de cine en dos pantallas simultáneamente, que nos cuenta la historia de la ciudad y su templo de forma magistral. Una forma de sumergirte en la historia muy bien lograda, para niños y mayores.

El Torcal de Antequera es un paisaje natural constituido por rocas calizas cuyos orígenes se remontan al periodo Jurásico (entre 145 y 201 millones de años).

Aunque se denomine “de Antequera” realmente está en dos términos municipales, el de Antequera y el de Villanueva de la Concepción.

Las caprichosas formas que conforman el parque son un destacado ejemplo de paisaje kárstico. A El Torcal se llega facilmente en coche hasta el centro de interpretación, a partir de aquí encuentras tres rutas accesible al público y aptas para ir con niños (aunque no con carritos). 

Nosotros hicimos la Ruta Amarilla, perfectamente señalizada, empieza y acaba en el centro de visitantes (es una ruta circular), recorre 3 km y tiene tramos panorámicos espectaculares y otros estrechos, húmedos y con una vegetación muy rica (hay tramos que atraviesas auténticos túneles vegetales que hacen que te sumerjas en un entorno de novela).

Hay otras dos rutas, una más pequeña, la Ruta verde, de 1,5 km (también circular), y otra más larga, de 3,5 km que te adentras completamente en el Paraje Natural.

Tiene simas y cuevas de gran profundidad, se han explorado más de un centenar, la más profunda conocida hasta la fecha tiene 225 metros de profundidad (llamada Sima de la Unión). No es recomendable perder a los niños de vista y dejarles que vayan solos. Las rutas son 100% seguras pero si se les gusta trepar en plan cabras montesas (cómo hacen los míos), mejor estar cerca y controlarlos bien.

El Parque es Reserva Natural, “Zona Especial de conservación” y “Zona Especial para la Protección de Aves”. La fauna más destacada consiste en buitres leonados y búhos reales, también habitan en la zona zorros y comadrejas.

Fuimos en verano, por la tarde, cuando el sol ya no pegaba tanto, nos entretuvimos más de la cuenta y llegamos al final de la ruta cuando ya se ponía el sol, había muchos aficionados a la astronomía y a la fotografía, el bar ya estaba cerrado y no habíamos llevado comida, pero el mejor consejo que puedo dar sería el ir preparados para quedarse tras el atardecer y poder ver las estrellas con calma (ropa de abrigo y comida para un picnic nocturno), el lugar merece mucho la pena.

Ideal para ir en familia, es una ruta de senderismos sencilla y super divertida.

Antequera es una ciudad donde se come muy bien, tiene multitud de rincones ideales donde sentarse a comer, tapear y disfrutar. Nosotros nos dejamos por ver algunas cosas, repetiremos sin dudar en nuestra próxima bajada a Andalucía (vivimos en Madrid).

Yendo con niños pequeños como fuimos nosotros siempre intentamos alternar planes culturales con planes más a su medida, bajamos en verano, y uno de los descubrimientos que hicimos fue el Camping La Sierrecilla, donde comimos muy bien y pudimos darnos un chapuzón la mar de agradable.